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sábado, 20 de noviembre de 2010

La Guerra Fría: Capitalismo v/s Socialismo

                La Guerra Fría fue el proceso central de la historia mundial en el periodo que fue desde el fin de la II Guerra Mundial hasta la caída del muro de Berlín en 1990. Su carácter (Fría) se derivó del hecho de que las dos grandes superpotencias (EE.UU. y la URSS) no desarrollaron enfrentamientos armados directos sino veladamente, a través del apoyo a las fuerzas en pugna dentro de las naciones que pretendían incorporar sus áreas e influencia.



               En términos muy generales, la zona de influencia soviética estuvo conformada por Europa Oriental (la división de Alemania constituyó la frontera), buena parte de Asia, las nacientes repúblicas africanas y Cuba. En estos territorios, la Unión Soviética apoyo la constitución de gobiernos autoritarios y aún, dictaduras militares, y las financió a cambio de la constitución de regímenes de partido único y economías centralmente planificadas, semejantes a la suya. Como se verá, de esta enorme zona de influencia deben descartarse tanto los pequeños espacios que Estados Unidos y sus aliados europeos lograron mantener bajo su influencia (como Oceanía y el sudeste asiático, que se mantuvo dentro del capitalismo) y los países árabes y africanos que, pese a contar con el apoyo ruso, prefirieron mantenerse en una posición independiente.

                Por su parte, las zonas de influencia de Estados Unidos incluyó toda Europa Occidental, el sudeste asiático, Oceanía y casi toda América (salvo Cuba, desde 1959; Nicaragua, desde 1979), más algunos territorios que logró ganar tanto en África como en Asia,  de resultado de la descolonización y de la consolidación del proceso de neocolonialismo, que se estudiará más adelante.

                Sin embargo, como en el caso de la zona bajo hegemonía soviética, la hegemonía norteamericana no fue total: por una parte, por la emergencia de partidos proclives a la política soviética (todos los partidos Comunistas Occidentales), que eran esencialmente anticapitalistas; por otra parte, por la emergencia de movimientos nacionalistas o dictaduras militares que, si bien lograron derrotar o aquietar la amenaza del comunismo, también impidieron el ingreso de la ideología política estadounidense.

                Al igual que los soviéticos, los norteamericanos, impulsaron en su zona de influencia regímenes económicos semejantes al suyo, es decir, de economías abiertas al comercio y a las inversiones internacionales, aunque eso se logró muchas veces sacrificando la idea de la democracia, tan preciada por si mismo por los estadounidense.


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